Las palabras no alcanzan cuando lo que hay que decir desborda del alma.

lunes, 18 de octubre de 2010

Te solté la rienda.

Se me acabó la fuerza de mi mano izquierda
voy a dejarte el mundo para ti solito.
Como al caballo blanco le solté la rienda,
a ti también te suelto y te me vas ahorita.
Y cuando al fin comprendas,
que el amor bonito lo tenías conmigo.
Vas a extrañar mis besos
en los propios brazos del que esté contigo.
Vas a sentir que lloras,
sin poder siquiera derramar tu llanto.
Y has de querer mirarte
en mis ojos tristes que quisiste tanto.

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